martes, 10 de diciembre de 2013

Howard Bloom

"La vida entera de Michael fue recibir y dar, y el propósito total de recibir, era que pudiera dar. Él trabajaba con cada célula de su cuerpo para dar el regalo del asombro. Necesitar la adulación de las masas era la conexión de Michael con los otros, su más profunda conexión, mucho más profunda que la familia o amigos (aunque estos son indispensables), y mucho más sanador. El acto de dar mantiene a una persona icónica, una persona que nunca conoció la normalidad, viva.

Parece extraño decir esto, pero Michael siempre será parte de mí. Ninguna otra super estrella con la que trabajé, entró en mi corazón como él lo hizo. Michael abrió una ventana a una cualidad de maravilla a la que no me había expuesto en mi vida. Por ese regalo, sentía que estaba en deuda con él. Sentía que todos estábamos en deuda con él. Y aún lo estamos. Le debemos una mirada honesta de quién fue..."



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