Durante mis 15 años en Neverland, sentado a la mesa de picnic bajo un enorme roble, tuve muchas y largas conversaciones con el señor Jackson sobre aquel lugar. Mirándole a los ojos y escuchando su voz, no hay duda de que el trabajo caritativo hecho allí fue una de las cosas más importantes de su vida. Las cartas de los doctores y enfermeras de parte de los niños en los hospitales, y las cartas de los padres contando cómo sus hijos recordaban el viaje a Neverland, deja muy claro lo importante que fue el trabajo benéfico del señor Jackson allí. El impacto que un día en Neverland tenía en los niños de los barrios marginales y enfermos terminales iba más allá de que se pueda creer.
Representar al señor Jackson y ayudarle a hacer el sueño de esos niños realidad, ser parte de ese mágico día en su memoria, fue una bendición… me encantaba mi trabajo en Neverland. Me gustaría hacer saber al mundo lo verdaderamente genuino que era el señor Jackson como persona. Michael Jackson, la persona, era cariñoso, compasivo, genuino, bromista y un padre increíble y adorable."
Big Al en Neverland
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